En 1947, en Madrid, de un pequeño grupo de trabajadores, junto con D. Abundio, surgió un movimiento con calor humano y color cristiano, un movimiento propio de trabajadores y en las que sus primeras reuniones las tuvieron que realizar a la luz de una farola.
Un 16 de julio de 1947, por un Decreto del Patriarca Obispo de Madrid-Alcalá, D. Leopoldo Eijo y Garay, quedan constituidas las Hermandades del Trabajo como instrumento de apostolado en el ambiente del trabajo.
Esta Obra, pionera en muchos campos, lo fue también a la hora de dar un papel igualmente importante a hombres y mujeres. En 1948 se decide que los cargos directivos sean dobles: hombres y mujeres con la misma categoría y responsabilidad. También ese año surge un nuevo periódico, MAS.
La creación de numerosas Obras Sociales, como residencias de verano, estadios deportivos, comedores y residencias sociales para trabajadores, centros de formación profesional y social, hicieron crecer el número de afiliados y colaboradores rápidamente.
Las Hermandades se formaron por centros de trabajo o profesiones, así existen Hermandades de Ferroviarios, Metal, Seguridad Social (Instituto Nacional de Previsión) Telefónica, Actividades Diversas entre otras.
La naturaleza profesional favorece la expansión territorial de Hermandades y se crean nuevos centros por toda España entre otros el de Zaragoza en el año 1958. Donde en 1962 se adquiere la casa de P. Manjón y comienzan las actividades más conocidas:
Operación Papel y como resultado de la misma, la casa y colonias en Broto, la Cooperativa de Viviendas “La Sagrada Familia con la construcción de un bloque de viviendas en la Romareda. Residencia para jóvenes trabajadores en Torrero, Cursos de formación profesional y Escuela de Mandos Intermedios. Grupo de Teatro y Organización de Excursiones.
En 1963 con la colaboración de A. Lahoz SJ consiliario de HHT en Zaragoza se aprueba el comprometido Ideario de las Hermandades del Trabajo con sus 43 puntos entre los cuales se defiende y reivindica el derecho de la mujer al trabajo, la atención y defensa de la familia, la fidelidad a la Iglesia, el derecho a la cultura, la libertad sindical, una Seguridad Social digna para los trabajadores y la defensa de los trabajadores emigrantes «cualquiera que sea su raza, religión y condición».